Un hombre fue denunciado por su ex pareja por presunto abuso sexual contra la hija de ambos, de 3 años. El sospechoso está libre. La madre de la nena advierte lentitud judicial y estatal.
El Valle de Uco es un lugar maravilloso y en cada departamento de esta zona casi todos se conocen. Por ello, cuando ocurre un suceso significativo los comentarios de vecinos están a la orden del día. Y esto está sucediendo en Tupungato porque un hombre, muy conocido, fue denunciado por haber abusado sexualmente de su hija de 3 años.
El caso conmovió y conmueve a la población. También la divide en opiniones sobre a quién le creen, si a la madre que denunció el posible caso de abuso sexual o al padre de la nena, quien se ha manifestado inocente ante sus conocidos y familiares.
Las identidades de los protagonistas no serán detalladas para resguardar a la pequeña, quien es la presunta víctima, y también a su hermanito.
Hace tres meses, la madre de la niña advirtió un comportamiento extraño en ella durante varios días. Acudió a su pediatra y detectaron que podría haber sido abusada sexualmente. El autor, por las manifestaciones iniciales de la nena, sería su padre.
Su mamá radicó la denuncia de inmediato. “Estuvo detenido, pero luego quedó libre. Por suerte, ahora extendieron la prohibición de acercamiento por tres meses más hacia la los niños y su madre”, le relató un familiar de la presunta víctima.
Esa libertad obtenida por el hombre quien es investigado por el juez de Instrucción del Valle de Uco, Oscar Balmes, quien caratuló el expediente como abuso sexual agravado por el vínculo, dividió las aguas en Tupungato. Algunos creen que es una especie de venganza de su ex pareja contra él; otros lo acusan de violador.
Lo cierto es que durante tres meses poco se movió ese expediente, según los familiares de la madre de la pequeña, a quien “no le hicieron Cámara Gesell porque es muy chiquita”, aseguró la misma persona allegada al seno familiar. Sin embargo, sí se realiza esta medida con niños de la edad de la supuesta víctima.
Y esa división se acentuó más cuando desde el Estado se solicitaron también peritajes psicológicos para la madre de la nena. Ella se sorprendió porque consideró que el Organismo Administrativo Local (OAL) no se había movido por su hija durante tres meses y percibía ese examen como un ataque.
Se puso en contacto con directivos de la dirección del OAL de la Dinaf y desde allí iniciaron algunas diligencias que han tranquilizado a la madre de la pequeña. Ahora, aguarda que se motorice la causa contra su ex con el respaldo del Organismo.
Estas situaciones son las que abrieron una grieta entre quienes les creen a unos y a otros. La libertad, aunque imputado, del sospechoso y el poco movimiento desde el Gobierno, que solicitó exámenes psicológicos para la madre, intensificaron los cruces de opiniones.
Pero las opiniones no importan mucho en la Justicia, aunque sí las presiones, a veces mediáticas. Lo importante es una niña de 3 años que debe quedar totalmente claro si fue víctima o no de un abuso sexual por parte de su progenitor. En el caso de que haya ocurrido, acompañar a la pequeña para que supere esa situación traumática y que su padre pague con la cárcel. De no haber sucedido aquello que acusa la madre, establecer si lo hizo con o sin intención para determinar qué responsabilidades le caben, al llevar a su hija a una situación tan delicada y arruinarle la vida a un papá.