Estas elecciones de medio término representan un fuerte respaldo a Mauricio Macri y Alfredo Cornejo. Les abren las puertas de la política a nuevos protagonistas como Ramón y Vadillo. Pero además, obliga al peronismo a reinventarse.
El país vivió la confirmación del gobierno de Cambiemos en forma contundente. Mauricio Macri es el principal beneficiario del voto ciudadano y tiene un doble valor, atento a que sucedió en medio de una honda conmoción nacional en donde era culpado por un caso horrible y triste, como fue la muerte del joven Santiago Maldonado en territorio patagónico. Tras conocerse los resultados, inclusive, puede afirmarse que fue en una dosis superior a la esperada, con los resultados de provincias en las que había perdido o creía seguras para el peronismo, como La Rioja o Salta. Macri se asegura una proyección hacia un segundo mandato, que de inmediato sus operadores políticos y económicos comenzarán a tejer. Además, el gobierno se anota un respaldo que lo habilita a avanzar con tranco más rápido en reformas económicas y sociales más acordes a su plataforma, algo que habían ralentizado a la espera de esto que pasó hoy: respaldo popular masivo.
Una porción insustituible del triunfo de Macri en todo el país debe reconocérsele a dos mujeres como son María Eugenia Vidal y Elisa Carrió. Con diferentes personalidades, con distintas formas, ambas sostienen al gobierno nacional desde sus lugares. Vidal, echándose al hombro la titánica tarea de gobernar un país aparte, como es la provincia de Buenos Aires. Carrió, representando el equilibrio interno de Cambiemos.
La ratificación de un rumbo
A diferencia de Macri, Alfredo Cornejo, el gran ganador mendocino, no tiene chances de capitalizar políticamente a nivel personal el triunfo. Si esto es bueno o malo, queda a consideración de toda la ciudadanía. Aquí no hay reelección y Cornejo no se va a embarcar en una quimera, en algo que a los mendocinos les resbala. Por lo pronto se llevó el premio impresionante del aval ciudadano y, con ello, al igual que Macri, tiene el compromiso de gestionar bien y hacia adelante. El electorado mendocino se ha mostrado esta y otras veces, reflexivo y cambiante y puede volver a hacerlo si quienes están en la cima de las decisiones no cumplen con sus expectativas.
Junto con Cornejo, triunfaron sus intendentes, o la mayoría. Solamente hubo un traspié en un Malargüe que realmente sufre una crisis que no puede resolver nadie con solo ganar elecciones. Por ejemplo, tampoco la resolverá el hecho que haya ganado el peronismo en estas legislativas. Por lo demás, los jefes comunales que habían perdido en las PASO, se recuperaron: hablamos de Gustavo Soto en Tupungato, Norma Trigo en Santa Rosa y Walther Marcolini en Alvear. No hay nada más que decir de los casos de las comunas que volvieron a ver ratificadas sus gestiones, con Capital, Guaymallén, Godoy Cruz, Las Heras, Junín, Rivadavia, San Carlos como principales exponentes.
Un dato no menor es que para diputados nacionales, Cambiemos ganó en todos los distritos electorales de Mendoza. El triunfo más contundente lo obtuvo en el Tercer Distrito, que involucra a Luján, Godoy Cruz y los tres municipios del Valle de Uco. Allí para diputados nacionales obtuvieron el 49%. Somos Mendoza casi empata con el Partido Intransigente: 20,66% y 18,63% respectivamente. En el Primer Distrito, el Gran Mendoza, sacó el 46,87%, pero el PI quedó segundo con 20,21% y el peronismo tercero con 19,79%. En el Cuarto Distrito, que incluye a San rafael, Alvear y Malargüe, Cambiemos obtuvo el 45,45%, Somos Mendoza el 44,43% y el FIT salió tercero con 6,42%. En el Segundo Distrito (el Este y Maipú), Cambiemos lideró con 40,47% dejando en segundo lugar a Somos Mendoza con 27,33%.
Ramón y Vadillo
Por su parte, los abogados defensores de los derechos de los consumidores y usuarios José Luis Ramón y Mario Vadillo, resucitaron a una cáscara vacía, como es el Partido Intransigente, y lo rellenaron con dirigentes de afuera de la política, o desertores de otros partidos. La sociedad los respaldó más allá de sus propias cuentas y ahora tienen a Ramón rumbo al Congreso de la Nación, le arrebataron la banca al trotskismo y quedaron segundos en muchos municipios, colocando concejales y legisladores provinciales.
Pisarán fuerte en la Legislatura, desde el momento en que consiguieron equipara o superar al peronismo, casi sin estructura ni recursos y con una escasa vida política hasta el día de los comicios. Son “la novedad” y hay que verlos andar dentro del sistema institucional, como pasó en su momento con el FIT.
En definitiva, en Mendoza hubo dos fuerzas ganadoras y dos perdedoras.
El peronismo, gran perdedor
Cristina
La expresidenta Cristina Ferández de Kirchner no ganó como quiso hacerles creer que pasaría primero a sus acólitos, que se mueven por fe, y luego a todo el país. Se desconfiguró su liderazgo de un peronismo unido, cosa que solo podía ser forzada si ganaba contundentemente. Solamente de esa forma, a regañadientes, probablemente el resto de los pedazos del peronismo aceptarían sentarse a una mesa con ella.
Los clanes de hermanos en Mendoza
Somos Mendoza, la marca que usó el peronismo para diferenciarse del Frente para la Victoria, acumuló este domingo un múltiple fracaso:
1- Solo consiguieron una banca en el Congreso.
2- Perdieron en territorios míticos propios, como San Rafael y Maipú, además de San Martín.
3- Quedaron en tercer lugar en Capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Luján y Junín.
4- No lograron consolidar hacia adentro, una lógica de liderazgo que les permita reorganizarse rápidamente rumbo a ser una opción de gobierno en 2019.
El peronismo en todo el país
Los únicos peronistas que ganaron en las provincias son aquellos que atrasan y siguen con métodos que poco a poco la sociedad va descartando como opción: en San Juan, un Uñac que es gobernador llevó a otro Uñac, su hermano, al Senado. En San Luis, el caso más triste, es el renacimiento como Ave Fénix de los hermanos Rodríguez Saá, que habían perdido en las PASO. Y poco más. Sergio Massa salió tercero en su propio municipio y base de operaciones, Tigre. Florencio Randazzo fue avasallado. Juan Manuel Urtubey, el dueño de todas las esperanzas, fue derrotado en su propia provincia. Perdió Carlos Menem en La Rioja y los que ganaron con contundencia, como Gerardo Zamora en Santiago del Estero y Maurice Closs en Misiones, ya armaron partidos provinciales para negociar con quien tengan que hacerlo, olvidando su reciente profesión de fe kirchnerista.
El trotskismo
La izquierda se había sentado en los laureles. Con una banca en el Congreso, varias en la Legislatura y en los concejos deliberantes, se creyeron consolidados como tercera fuerza. Pero ese espacio que estaba vacante luego de que el Partido Demócrata fuera reinterpretado por toras fuerzas, parece ser el de la queja, de la rebeldía, la disconformidad o la búsqueda de alternativas. Perdieron, lo cual representa un golpe muy fuerte, aunque conserven todavía cierta influencia en municipios y votos en la Legislatura.
Otros perdedores
Los agoreros. Durante demasiado tiempo, mucha gente se dedicó a despotricar contra el Gobierno, a generar rumores infundados y hasta a sacralizar mentiras como si se tratara de grandes verdades. Fueron derrotados in límine.
Los violentos. La sociedad dejó en claro con su voto que las minorías seguirán siéndolo. Aquellos que mostraron soluciones violentas a los problemas de los argentinos quedaron en minoría.