La posibilidad de que un ruido detectado ayer pudiera provenir del submarino ARA San Juan desaparecido hace seis días con 44 tripulantes a bordo fue descartada de plano por la Armada después de realizar el análisis correspondiente.
“No corresponde (el ruido) a un submarino sino que probablemente tenga un origen biológico”, dijo anoche a la prensa el vocero de la Armada, capitán Enrique Balbi. El portavoz dijo que de todos modos se enviarán buques a la zona de origen del sonido para certificar que ello sea así.
La detección de un ruido que podría provenir del submarino y que se detectó en la ruta que debía haber tomado la embarcación para su regreso a puerto, generó a media tarde de ayer alguna esperanza en autoridades y los familiares de los tripulantes.
La jornada había transcurrido en medio de otras desazones: la falta de indicios en la búsqueda del submarino y la confirmación por parte de la Armada de que las siete breves llamadas satelitales detectadas el sábado no provinieron de la nave desaparecida, como ese mismo día lo había asegurado el Ministerio de Defensa.
Al mediodía, el presidente Mauricio Macri se acercó desde la vecina residencia oficial de Chapadmalal, a la que llegó el viernes pasado para pasar el fin de semana largo, hasta la base naval de Mar del Plata. Allí se interiorizó de las tareas de búsqueda y se reunió con familiares de tripulantes que viajaron a esa ciudad a la espera de novedades.
La novedad provino pasadas las 17, cuando desde el Edificio Libertad, sede de la Armada, en el barrio Retiro, su vocero, el capitán Enrique Balbi, confirmó que horas antes se escuchó un “ruido que podría pertenecer al submarino desaparecido en el Atlántico Sur. Según el vocero, el ruido fue captado primero por la Corbeta Rosales de la Armada, luego por un destructor de la misma fuerza y finalmente por la aeronave P8 de la Armada de Estados Unidos.
Esta última “sembró sonoboyas pasivas” que se utilizan para grabar y analizar los sonidos en el mar. Balbi precisó que el ruido procedió de una profundidad de 200 metros, a 360 kilómetros de la Península Valdés, “en el camino de ida que el submarino debería haber tomado para arribar a Mar del Plata”, a donde tendría que haber llegado ayer después de partir el lunes pasado desde Ushuaia.
El vocero dijo que las señales, “de pocos segundos”, fueron analizadas y se comprobó que no provenían del ARA San Juan. “La empresa que se encarga descartó oficialmente que las comunicaciones hayan provenido del teléfono del submarino”, dijo Balbi.
También el vocero de la Armada tuvo que salir a aclarar una afirmación que horas antes había hecho el capitán del sumergible, Gabriel Galeazzi. Este había asegurado en declaraciones periodísticas que el comandante del San Juan había informado el miércoles de una avería en las baterías antes de perder todo contacto y que por eso se le ordenó desde tierra cambiar su ruta y dirigirse hacia Mar del Plata.
Pero Balbi aclaró que esa comunicación se hizo en forma previa a la última comunicación que se tuvo con el submarino, de modo que no se vincularía con la desaparición de la embarcación. “Más allá de cualquier avería que pudiera haber informado, una vez que está navegando hacia Mar del Plata, no hay que vincular”.
Hasta la detección del “ruido” procedente al parecer del submarino extraviado, la búsqueda había continuado como parte de un operativo ininterrumpido de 24 horas, pese a las adversidades climáticas, con olas de hasta seis metros, dijo el vocero de la Armada. Las tareas abarcan una superficie de unos 480 mil kilómetros cuadrados (a modo de ilustración: un triángulo imaginario que uniría Córdoba con la Capital y la ciudad de Necochea).
Del operativo de búsqueda y rescate participan 10 aviones y 13 barcos, con la colaboración de Chile, Brasil, Estados Unidos, Reino Unido, Colombia, Uruguay y Perú. “Es el operativo de mayor magnitud de los últimos 30 años para la Armada”, evaluó.
“Esta incertidumbre y no saber qué paso -hablan de un incendio, hablan de un corto circuito- pero todas son hipótesis, podemos inventar mil películas con finales felices y finales tristes pero la realidad es que van pasando los días y no saber nada de nada, te mata. Cada minuto que pasa es oxígeno que vale oro”, dijo a la agencia AP Carlos Mendoza, hermano de uno de los oficiales del submarino, Fernando Ariel Mendoza.
Megaoperativo
En el puerto de Comodoro Rivadavia, se ultiman los preparativos para una misión de búsqueda y rescate del submarino con equipos de última generación de la armada de Estados Unidos.
El despliegue es gigantesco y se multiplican escenas que parecen salidos de una película de Hollywood: planos sobre volquetes, reuniones en grupos, indicaciones personalizadas, grúas que cargan las herramientas en el gigante barco noruego de 93 metros de largo Skandi Patagonia.
Cuenta con 4 vehículos sumergibles no tripulados que son manejados por control remoto y una sonda de gran alcance que servirá para intentar localizar al submarino.
Si eso ocurre, bajarán a las profundidades una cámara de rescate presurizada (que es una especie de minisubmarino) que se pegará al ARA San Juan y permitirá el rescate de los submarinistas argentinos.
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