Hace 63 años, un 26 de noviembre de 1954, se consagraba campeón mundial al derrotar a Yoshio Shirai. Fue la primera corona ecuménica del país.
Ayer fue un día de celebración para el boxeo mendocino o al menos debería estar señalado en el calendario, como un día de conmemoración.
Es que, un 26 de noviembre pero de 1954, el tupungatino Pascual Pérez se consagraba campeón mundial mosca al derrotar a Yoshio Shirai, tras quince rounds, en un colmado estadio Korakuen de Tokio, Japón.
Se cumplieron 63 años, desde que Pascualito se convirtió en el primer campeón mundial que tuvo el boxeo argentino y el único púgil de la historia que ha sido medallista de oro (Juego Olímpicos de Londres 1948) y mundial.
Shirai, favorito, visitó la lona en varios ocasiones, cada vez que el León Mendocino llegó con sus potentes manos.
Noviembre fue siempre un mes que le sonrió al púgil nacido en Tupungato el 4 de mayo de 1926.
Se despidió del amateurismo, el 14 de noviembre de 1952. El 11 de noviembre de 1953 conquistó el título argentino vacante al vencer a Marcelo Quiroga, por nocaut técnico.
A partir de allí, su carrera fue en continuo ascenso, dado que sus primeras 18 presentaciones las ganó antes del límite.
El 24 de julio de 1954 Pascualito enfrentó al campeón mundial Shirai en el Luna Park, donde no estuvo en juego el título. Empataron.
Las gestiones para concretar la pelea fue una iniciativa del entonces presidente, Juan Domingo Perón.
Con 25 peleas en su carrera, invicto y un empate, Pascualito tuvo su chance mundialista frente a Yoshio Shirai.
La pelea en Tokio, además de la información en los medios, fue promocionada de una manera particular.
Pascualito, junto a su esposa Herminia Ferch, quien lo había acompañado, eran paseados por las calles de Tokio en un auto descapotado. Al igual que el campeón, Yoshio Shirai.
Aquel 26 de noviembre Pascualito ingresó en la historia grande del boxeo.
Fue una mañana diferente para los mendocinos, que madrugaron para escuchar los relatos por radio de la hazaña de El Pequeño Gigante, como también lo llamaban.
Estuvo invicto durante 52 peleas y el 16 de enero de 1959 perdió por primera vez. Cayó en fallo unánime frente al japonés Sadao Yaoita, en una noche en la que no estuvo en juego su corona mundial.
Hizo diez defensas de la faja mosca, la que resignó el 16 de abril de 1960 frente al tailandés Pone Kingpetch, por puntos, en la ciudad de Bangkok, Tailandia.
Buscó recuperar su corona ante Kingpetch el 22 de setiembre del mismo año en Los Angeles, Estados Unidos. Perdió por nocaut en el octavo.
Su carrera no decayó y siguió ganando por nocaut, pero no volvió a ser aquella gran figura internacional. En marzo de 1964 hizo su último combate.
Cayó por nocaut frente a Eugenio Hurtado. Cuando bajaba del ring le dijo a un periodista: “Soy un recuerdo”.
Murió el 22 de enero de 1977. Tenía 50 años. En julio de este año, la Asociación Mundial de Boxeo reconoció a Pascualito como el mejor mosca de la historia de la entidad. Para muchos, el más grande del boxeo argentino.
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