Falleció el piloto, oriundo de Santa Fe. La aeronave estaba fumigando y volaba a baja altura. Se precipitó a 500 metros de una escuela,.
Unos minutos después de las 13, un avión que estaba realizando fumigaciones en Rivadavia para el programa de control y erradicación de la polilla de la vid, se desplomó en una finca. El piloto, Alberto Daniel Butrón, oriundo de Venado Tuerto (Santa Fe), falleció. La aeronave cayó a unos 500 metros de la escuela primaria Fragata Libertad.
Al parecer, el avión habría chocado contra una antena que pertenece al club El Mirador -ubicado en la localidad del mismo nombre, en Rivadavia- para luego caer en la finca de Benigno Musrri, ubicada al norte de la ruta 71. El piloto, la víctima fatal, quedó atrapado en el interior de la avioneta.
Ayer, detalló Alejandro Molero, presidente del Iscamen (Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza), había tres aeronaves realizando fumigaciones en la zona Este, en El Mirador. De hecho, estaban terminando un bloque y les quedaba aproximadamente una hora y media de vuelo para concluir cuando, por motivos que se deberán determinar, ocurrió el accidente.
Molero señaló que el piloto, Daniel Butrón, era uno de los más experimentados del país. Y agregó que no es común que ocurran estos siniestros ya que se trata de aviones fabricados especialmente para la tarea. El Iscamen emitió un comunicado lamentando el fallecimiento del piloto, quien tenía 42 años y era padre.
Por la tarde se aguardaba la llegada desde Córdoba de una comisión de expertos de la Junta de Investigación de Accidentes de la Aviación Civil, que deberá determinar las causas por las que se desplomó la avioneta.
El presidente del Aeroclub Rivadavia, Gerardo Jofré, comentó que, para fumigar, los aviones deben volar muy bajo, lo que implica un riesgo. Y estimó que puede que el piloto no haya visto la antena ni conociera su ubicación por no ser de la provincia. P
ero también, que haya habido un error de cálculo o lo haya afectado la fatiga. De lo que sí estaba seguro es de que se trata de una desgracia y consideró que es increíble que haya ocurrido.
Horacio Bollati, quien es piloto privado, coincidió en que el hecho de volar a baja altura favorece el chocar con algún obstáculo. Sin embargo, indicó que previo a pasar esparciendo el producto, el piloto debe hacer un reconocimiento de la zona, que estimó debe haber realizado, pero con algún error. Por otra parte, planteó que a veces se tiene un “exceso de confianza”.
El hombre señaló que es muy difícil que el aviador no haya visto la antena, y arriesgó que lo más probable es que haya tocado alguno de los tensores que la mantienen estable.
Estos son, explicó, riendas que caen desde la torre al piso y cuyo ángulo y número dependen de la altura de la estructura, pero pueden llegar a estar a unos 20 o 30 metros de distancia en la base.
Desde el Aeroclub San Martín manifestaron que habían decidido no hacer declaraciones por respeto a la víctima y a la junta que realizará la investigación. Pero señalaron que en el barrio que se encuentra frente al predio del aeródromo se redujo la altura de las antenas.
Control y erradicación de la polilla de la vid
El avión fumigador pertenecía a la empresa Agroaire, contratada por la mendocina Aerotec, en el marco del Programa de Control y Erradicación de Lobesia botrana -polilla de la vid- que desarrolla el Senasa, con financiamiento del Ministerio de Agroindustria de la Nación y bajo la supervisión local del Iscamen.
El operativo fue cuestionado desde diversos sectores, entre otros motivos porque el producto se esparce sobre las poblaciones rurales. De hecho, la avioneta cayó muy cerca de una escuela primaria.
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