Bruno Ríos falleció tras un accidente en una pileta. Hace semanas, un niño tucumano que falleció en un accidente similar ayudó a 8 personas.
La muerte del pequeño Bruno Ríos (4) ocurrida el 26 de diciembre conmocionó a toda la provincia. El niño falleció tras permanecer 11 días en terapia intensiva del Hospital Notti, luego de que el 14 de ese mes se ahogara en la pileta de la escuela de verano a la que asistía en Tunuyán.
Durante las últimas horas, los padres del niño hicieron pública una carta de agradecimiento donde reconocen y ponderan el trabajo de cada uno de los profesionales e instituciones que los asistió y estuvieron involucrados en la atención de Bruno desde el minuto cero. Y, entre ellos, se destaca el Instituto Coordinador de Ablación e Implante de Mendoza (Incaimen), “quien nos guió en el proceso de honrar la premisa del compartir que siempre pregonaba Bruno”.
Según confirmó la directora del Incaimen, Gabriela Hidalgo, la familia donó los órganos del niño. Y fueron 5 las personas que se beneficiaron con el trasplante.
En el caso de Bruno -y como ocurre en cualquier terapia-, apenas se confirmó el diagnóstico de muerte cerebral del pequeño, se convocó a un médico del Incaimen. Y en el caso de la familia Ríos – Ullrich, cuando llegó el especialista para encontrarse con los padres, ellos ya tenían decidida su voluntad de donar.
Hidalgo además agregó que no es muy común encontrar donantes muy chiquitos en el país, y que se convierte en algo que ayuda a mucha gente.
La familia del niño donó hígados, riñones y córneas y el mismo día en que se produjo el fallecimiento -de forma inmediata- se hicieron las ablaciones.
Mientras que el hígado del niño fue destinado a un trasplante nacional, las córneas y los riñones fueron a pacientes mendocinos.
Este procedimiento es algo que se repite generalmente al momento de los trasplantes. Las córneas siempre quedan en Mendoza, mientras que los riñones son destinados a la región Cuyo. En tanto, el resto de los órganos pasan a distribución nacional, y el trasplante queda vinculado a las urgencias.
“Ante el dolor de la familia, pensar en la donación es algo muy positivo. Es una luz de esperanza. Aunque nunca se va a sacar el dolor de perder un hijo”, agregó Hidalgo.
Hace unas semanas, Nahuel González (7) falleció en un accidente similar en Tucumán. Y la donación de sus órganos permitió salvar la vida de 8 personas, según confirmaron también sus padres.
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