El reclamo por el fin de la violencia machista -unido al del aborto legal y otras reivindicaciones- se hizo oír más que nunca ayer.
Más de 70 organizaciones y miles de mujeres marcharon ayer en Mendoza en el Día Internacional de la Mujer. La marcha, que arrancó en calle Rondeau y San Martín, tuvo una gran convocatoria (más de 10 mil personas) y finalizó en Casa de Gobierno, donde se leyó un mensaje final. Fue pacífica y no se registraron incidentes.
Desde temprano la concentración fue nutrida. Raro para los horarios mendocinos, pero a la hora de la cita -las 18- las cuadras de los alrededores a la Subsecretaría de Trabajo lucían llenas de manifestantes, la inmensa mayoría mujeres, aunque muchos hombres acompañaron el “paro internacional de mujeres”, como se llamó a la jornada. Fueron siete cuadras llenas de carteles decorando la avenida San Martín.
En los miles de rostros se vio la convicción de sus pedidos y en los aplausos de las personas que no participaron de la movilización encontraron un reconocimiento gratificante.
Su ulular transmitió el vibrar renaciente de las causas populares que se creen justas. Las manos firmes sostuvieron las deudas sociales bien en alto. Las piernas empujaron, como siempre, a dar un paso más.
El punto de inicio fue simbólico: el reclamo al gobierno por las denuncias de violencia física, laboral y acoso registradas en los últimos meses.
También fue oportunidad para protestar por los aberrantes delitos ocurridos en el Instituto Próvolo y contra el subsecretario de Trabajo de la provincia, denunciado por acoso laboral por varias empleadas.
Fueron miles de mujeres con sus pañuelos al cuello, pintadas en sus brazos y en sus caras o simplemente aplaudiendo, poniendo el grito bien en alto, para que este día no pasara desapercibido.
“Queremos el aborto legal, gratuito y seguro”, fueron las palabras más escuchadas al ser consultadas por sus motivos para poner el cuerpo en las calles del microcentro.
“Principalmente seguimos pidiendo por el aborto legal, pero también queremos que pare la violencia de género. El acoso es algo muy heavy y creo que tiene que terminar”, dijo a Los Andes Florencia, una manifestante.
Encabezando la marcha, Les Feministes Autonomes mostraron -a través de sus delegadas- sus estridentes, sentidas y activas intervenciones en su paso por el Centro. “Son para el público y forman parte de la asamblea”, dijeron desde la organización.
Para la astrónoma Beatriz García, la movilización sirvió para salir a mostrar que las mujeres históricamente se han sentido discriminadas. “Necesitamos que nos reconozcan como personas con derechos. La única que nos queda es salir; este es el momento justo en el lugar adecuado”, remarcó.
Hacia el final, lejos de haber perdido consistencia, la columna de mujeres y sus escoltas llegó a Casa de Gobierno. No hubo momentos de violencia, tantas veces cuestionada en otras oportunidades.
Es de destacar que en su avance la marcha estuvo encabezada por diferentes actores sociales. Arrancó con la presencia de Silvia Minoli, pieza fundamental en la búsqueda de justicia por la desaparición de Johana Chacón, y la dirigente del FIT (y senadora provincial) Noelia Barbeito. Más tarde, la columna fue liderada por Raquel Blas, de ATE.
Y los carteles, y los gritos, y los reclamos no cesaron. Cuando la noche ya se había instalado definitivamente y el fuego iluminó los rostros en la explanada multitudinaria de Casa de Gobierno, comenzaron a leerse los motivos de un día histórico.
En el aire quedó el eco que pidió justicia por Julieta González, por Janet, por Soledad Olivera, por Concepción Arregui y por todas aquellas víctimas de la violencia machista que hoy encuentran su voz en las mujeres que salieron a tomar la calle.