Jorge Mario Bergoglio ha expresado su intención de renunciar al llegar a los 85 años, igual que su antecesor
El papa Francisco cumple hoy cinco años al frente de la Iglesia católica, cargo al que llegó tras la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI, acción todavía considerada “inusitada, pero muy valiente”.
Desde que aceptó el encargo el 13 de marzo de 2013, el argentino Jorge Mario Bergoglio se ha caracterizado por hacer las cosas diferentes.
Por ejemplo, fue el primero en casi mil años en elegir el nombre de un santo y no el de otro papa y rechaza hospedarse en el Palacio Apostólico.
Además, ya adelantó que su papado será corto y que se imagina renunciando al igual que Benedicto XVI.
Sería un segundo antecedente inmediato que obligaría a casi todos los demás, a los 85 años, a que también lo hagan”, dijo a Excélsior Roberto Blancarte, quien de 1995 a 1998 fue consejero en la Embajada de México en la Santa Sede.
A los 85 años es muy difícil dirigir a una institución tan compleja¨, agrega el especialista en religión y profesor de El Colegio de México.
Blancarte acaba de publicar Los papas del tercer milenio. Continuidades y rupturas, (Siglo XXI editores) en el que reúne artículos y reflexiones sobre la conducción de la Iglesia católica en los primeros años de este siglo.
Los matices del polaco Karol Wojtyla (Juan Pablo II), el alemán Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) y el argentino Jorge Mario Bergoglio (Francisco) hacen necesario “avanzar en una sociología del poder papal”, considera Blancarte.
Hay una paradoja entre que el Papa o los papas concentran el poder absoluto; el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. El Papa es el último monarca absoluto en la Tierra. No hay ningún otro, jurídicamente hablando, con tanto poder concentrado. Si el Papa decide cambiar la legislación, la cambia. Si decide perdonar a alguien o que se haga un juicio de una determinada manera, así se hace. Y si decide cambiar a un obispo, lo puede decidir. Sin embargo, no es así¨, refiere Blancarte.
A pesar de que jurídicamente tiene todos los poderes, en la realidad no es así. Como la Iglesia es una agrupación de voluntarios, digamos, que están ahí porque quieren, en términos generales es una asociación de gente que sigue los dictados del Papa o en general de la curia romana, que es el gobierno de la iglesia, y por lo tanto, cuando vemos que hay ciertas cosas en que no están de acuerdo muchos, vemos resistencias y obstáculos. Además, la Iglesia es una institución universal y eso la hace todavía más compleja. Entonces, cuando hablo de una sociología del papado, hablo de precisamente de esta complejidad”, señala.
En síntesis, al papa Francisco le ha costado hacer avanzar sus reformas, “y en realidad el avance de esas reformas ha sido muy limitado. A eso me refiero que habría que estudiar mejor esto para entender mejor los mecanismos del poder dentro de la Iglesia”.
Todos esos elementos hacen que los retos de Francisco, el primer Papa jesuita y el primero de América Latina, contengan ingredientes que acentúan su complejidad en el escenario global.
Empero, Blancarte apunta que “el Papa entiende muy bien la situación actual a nivel internacional. El Papa está lidiando con la Iglesisa católica en China, está lidiando con la presencia de la Iglesia en India, sabe mejor que nadie los problemas de América Latina y sabe, por su puesto, y se ha enfrentado en realidad a (Donald) Trump y a las corrientes más conservadoras de Estados Unidos, y también a las resistencias que hay en la propia Europa alrededor de ciertos temas que son clave para el mundo en la actualidad. Uno de ellos es el tema migratorio, por eso él insiste tanto en la situación de los migrantes”.
El Papa sabe que es un faro moral importante en temas que el utilitarismo y las perspectivas económicas y políticas pudieran imponerse sobre perspectivas más humanitarias”, agrega.
En definitiva, esa es una de sus grandes tareas, porque “sabe que este mundo es muy injusto y él trae ahí su cultura política peronista. Él está convencido de que su papel va por ahí. Pocas personas en el mundo tienen la capacidad de hacernos reflexionar de una manera distinta a lo que está pasando en el mundo”, finaliza el especialista.
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