En 2018 no solo perdieron los grandes inversores, para los pequeños resultó directamente un desastre.
La compra de dólares estadounidenses se encamina a ser la mejor inversión que un ahorrista pudo haber hecho en la Argentina en 2018, muy por encima de las próximamente desaparecidas Lebac, y más aún de un plazo fijo, los bonos y las acciones de empresas.
Si bien existe una inversión puntual para cada perfil de ahorrista y no hay un activo que pueda beneficiar a todos por igual, este año han perdidos los grandes inversores y para los pequeños resultó directamente un desastre.
No fue aislado el comentario de Eduardo Costantini, fundador del Grupo Irsa, cuando días atrás se despachó con un lamento que causó indignación en los sectores populares: “Este año hubo una enorme pérdida patrimonial en Argentina. Muchos dejamos de ser billonarios”.
El mercado financiero se debate entre la continuidad de las tasas reales positivas que les ofrece la gestión de Mauricio Macri y la posibilidad del regreso de políticas que define como “populistas”. No ven los operadores un punto intermedio.
Según el analista financiero Christian Buteler, el “riesgo político” tiene impacto, pero Cristina Kirchner nunca estuvo presa y el Riesgo País no subió antes. “Los problemas de plata se arreglan con plata. Hay que mostrar que podemos generar los dólares para pagar la montaña de deuda que se tomó, pero hoy estamos en recesión, con inflación cerca del 50% y un gasto ‘difícil’ de bajar. No son buenas condiciones para garantizar el pago”.
El precio del billete verde acumuló hasta el viernes un alza del 106,3%, dado que pasó de $18,92 a $39,03 pesos. No hubo otro activo que le genere a un argentino ese rendimiento, que más que duplica a una inflación que terminará 2018 en torno al 47%.
El problema está en que los argentinos tienen sus ingresos en pesos, por lo que la ganancia real tampoco fue extraordinaria. La devaluación de la moneda local licuó activos e hizo caer los precios de los inmuebles hasta un 10%, dependiendo de la zona y el tipo de propiedad.
Acciones y bonos
En lo que va del año, el índice Merval anotó una suba marginal de apenas 3,6%.Aquí hay que diferenciar: hubo sólo una acción a la que le fue muy bien y superó a la inflación, Petrobras Brasil cuyo precio subió un 168,7% en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires.
Ni que hablar si un ahorrista tomó a principios de 2018 la decisión de comprar acciones de empresas argentinas que cotizan en Nueva York (denominadas ADR, por sus siglas en inglés). Allí hubo pérdidas directamente en dólares.
Como los precios de los bonos cayeron fuertemente, es un buen negocio sí para quién los compra en la actualidad, dado que el Bonar 2020 ofrece un rendimiento del 9,98% en dólares; el Bonar 2021 paga 10,03%; el Bonar 2024, 12,64%; el Discount, 13,29%; y el bono a cien años 2117 gana 12,29%.
Esos rendimientos, los más altos del mundo, se explican porque el riesgo país de Argentina -que define la sobretasa que el Gobierno, las provincias o las empresas tienen que abonar para colocar deuda por sobre los bonos de Estados Unidos- se disparó 119,6% desde que se inició el 2018, al pasar de 347 a 762 puntos básicos.
En el Gobierno dicen estar tranquilos. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, le respondió a este diario en un brindis de fin de año que hay que observar cuándo se corta la curva de altos rendimientos. “Justo después de las elecciones”, dijo. Y reconoció así que los inversores financieros no tienen por segura la reelección de Macri.
Plazos fijos
En paralelo a la compra de dólares para guardarlos “en el colchón”, los pequeños ahorristas argentinos suelen apuntar a inversiones más tradicionales que acciones o bonos, y es los plazo fijos son la herramienta más usada. Actualmente, las tasas de los plazos en pesos a 30 días están en un promedio en el 45,5% (después de haber tocado el 53%), según el Informe Diario del Banco Central. Esto es, casi, en el mismo nivel que la inflación real.
El Banco Central realizó el 20 de noviembre la última licitación de Lebacs, en la que renovó $39.754 millones en esos instrumentos y pagó una tasa del 49,99%. Si bien terminó por arriba de la inflación, lejos estuvo de ser una buena inversión teniendo en cuenta lo que se apreció el dólar.