La situación es complicada. Se investigan hechos acontecidos desde 2009 y que habrían ocurrido en el mismo sitio religioso y en el Gran Mendoza.
El Monasterio del Cristo Orante de Tupungato, silencioso de por sí, ayer por la tarde lucía más silencioso todavía.
Al mediodía, una comitiva policial allanó el lugar ubicado en la paradisíaca zona de Gualtallary (a las afueras del Centro de Tupungato) en busca de dos de sus monjes: ambos habían sido denunciados por abuso sexual.
Los dos religiosos fueron trasladados a la Capital de Mendoza y al cierre de esta edición, dos fiscales (de Mendoza, Alejandro Iturbide, y del Valle de Uco, Javier Pascua) decidían la imputación que podría caer sobre ellos si las sospechas comienzan a tomar fuerza. En esa decisión también participaba Alejandro Gullé, procurador de la Provincia.
Los religiosos resultaron denunciados hace dos meses por un hombre “de unos treinta años que fue seminarista en el lugar” dijeron fuentes del caso.
Si bien la presentación judicial es reciente, los hechos que narra la presunta víctima ocurrieron desde el año 2009, “tanto en el monasterio de Tupungato como en otros lugares del Gran Mendoza”.
Por eso, en el Ministerio Público Fiscal debatían anoche en qué jurisdicción podría caer las denuncia, ya que si bien se trata de varios hechos y en distintos lugares, los protagonistas son los mismos: el denunciante y los dos monjes acusados.
Del mismo modo, se esperaba tomarle declaración a los dos religiosos, hecho que hasta última hora de ayer no había ocurrido.
Lo que sí confirmaron de fuentes del caso es que ambos religiosos pasaron la noche en las celdas del Centro de Detención Transitoria (Ex Contraventores).
“A partir de lo que declaren, si es que lo hacen, se verán los pasos a seguir; estos casos, con hechos un poco lejanos en el tiempo, son de resolución compleja”, explicaron desde el Ministerio Público.
“Cerrado”
Ayer a las 18, la entrada al monasterio de Tupungato lucía cerrada con candado. Sobre una tranquera de color azul, alguien había pegado un papel con la leyenda impresa “Cerrado hasta nuevo aviso”. El papel y las cintas adhesivas eran nuevos.
La tranquera separa el monasterio propiamente dicho del camino de tierra. A simple vista, el edificio que se promociona incluso como un lugar de visita para turistas, no se puede observar. Un bosque plagado de árboles de excelente fronda hace las veces de acceso y al lado, paradójicamente, se puede apreciar un cartel -pintado y bien diseñado- que dice “Visitas de lunes a viernes de 8.30 a 20.30”.
En el costado derecho de la inmensa propiedad, aparece una vivienda de color rosado de donde salió una mujer muy molesta y que hablaba con acento alemán”.
“¡Monasterio está cerrado!”, gritaba al tiempo que hacía visera con su mano derecha.
Ante la consulta sobre si se podía hablar con alguna autoridad del monasterio, respondió: “No sé, ahí dice que monasterio está cerrado, por lo que está cerrado”, respondió cada vez con menos paciencia.
A punto tal que no dio tiempo a una tercera pregunta y gritó: “Por favor, váyanse, no me haga decir cosas que no puedo decir”.
Hacia la tarde, el Arzobispado de Mendoza envió un comunicado manifestando su postura.
Arzobispado: “confiamos en la Justicia”
“Habiendo tomado conocimiento de la existencia de un proceso penal que involucra a dos monjes del Monasterio Cristo Orante, a raíz de una denuncia por abuso, realizada por una persona , manifestamos nuestra confianza en la justicia y nuestra disposición para colaborar en cuanto haga falta para llegar a la verdad; participando del dolor que esta situación provoca en todos los comprendidos en ella”, señala un comunicado del Arzobispado.
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