Sus padres continúan detenidos e imputados por homicidio. No obstante, aseguran su inocencia, pese a las contundentes pruebas en su contra.
El Valle de Uco amaneció el 18 de abril del año pasado con una perturbadora noticia: un bebé de 1 años ingresó sin vida al hospital de Tupungato con golpes en su muerto. Si bien sus padres fueron detenidos e imputados, continúan las audiencias en la Justicia, en las que se revelan detalles cada vez más perversos, con un desenlace todavía inconcluso.
Sebastián Tizza (24) y Celeste González (23) están imputados por “homicidio agravado por el vínculo” ya que, en el momento del deceso, los médicos detectaron que el niño, identificado como Valentín Tizza, presentaba lesiones en el abdomen, heridas en la frente y hematomas en el ojo. Claro que la versión de sus progenitores es totalmente opuesta -niegan su responsabilidad- y fue nuevamente cuestionada este martes por el fiscal Facundo Garrica.
“Está probado que el niño estuvo durante todo el día con sus padres en el domicilio paterno. Según el abuelo, nunca observó que el nene se golpearía ni tampoco vio que el nene tuviera golpes ni lesiones”, manifestó Garrica, quien acusó por abandono a Tizza y González.
De acuerdo con el informe médico, Valentín no padecía ningún tipo de enfermedad, era sano y murió como consecuencia de los fuertes golpes que recibió por parte de algún adulto.
Para el fiscal, sin embargo, todavía no se pudo determinar quién fue el o la que le quitó la vida al pequeño. Sí hay chequeados violentos antecedentes de febrero de 2017, cuando Valentín fue asistido en el hospital Las Heras, según lo publicado por el portal InfoUco.
El delito es imputable agravado por el vínculo con omisión impropia. “Los padres tienen la obligación, por ser garantes. No deberían haber permitido que terceras personas lo pudieran haber golpeado, pero está claramente demostrado que los golpes vinieron de parte de su propio hogar”, añadió.
En un hipotético caso en que el niño hubiera fallecido por otra causa que no sea el maltrato, como mínimo los padres tendrían que haber escuchado los llantos por los golpes y lastimaduras que tenía, explicó el fiscal.
La defensa habla de un curandero
En la otra trinchera, los padres imputados por asesinato se defendieron al asegurar que habían llevado a su bebé a atenderse con un curandero. Según el abogado Lucio Chaves, le habían colocado una cataplasma con compresión el estómago del niño.
“Hay muchas dudas sobre la muerte del niño”, indicó el defensor, quien no dudó en reclamar que Tiza y González fueron “injustamente” detenidos, ya que “no hay una sola foja en el expediente que culpe a los padres”.
La causa está a cargo del fiscal del Valle de Uco, Facundo Garnica, y del juez Fernando Ugarte.