El aumento de la demanda de divisas de fin de mes se da en un contexto de poca oferta e imposibilidad del Central para intervenir.
El peso argentino está en una olla a presión en la que se debilita con el paso de las horas por múltiples factores que no son de resolución exprés, por lo que economistas y operadores financieros prevén que el dólar seguirá muy volátil.
Ayer, el precio minorista del billete verde saltó 72 centavos (2,86%) en el promedio de las ventanillas de los bancos. Alcanzó los $ 42,99 para la compra y $ 44,92 para la venta.
En algunas entidades, como el ICBC, tocó los $ 45,15. En el Mercado Abierto Electrónico (MAE) –donde operan grandes empresas y bancos- el tipo de cambio mayorista subió 3% ($ 1,26), hasta los $ 43,87 para la compra y $ 43,91 para la venta.
Gustavo Quintana, operador de PR Corredores de Cambio, explicó que esta suba se dio por el cierre de posiciones que vencen el viernes y precisó que el volumen operado en el segmento de contado sumó U$S 852 millones, el más alto del mes.
Si bien no hubo negociaciones en futuro en el MAE, los parámetros que rigieron al cierre de la jornada ubicaron al peso en 59,70 unidades por dólar para diciembre y a 62,50 para febrero del 2020. Esta desvalorización de la moneda nacional se viene dando en un marco en el que el dinero de otros países emergentes también pierde valor.
El real bajó ayer 3,2%; el peso colombiano, 1,28%; el rand sudafricano, 1,25%; el peso mexicano, 1,12%; y el rublo ruso, 0,68%. Es habitual que todos los fines de mes crezca la demanda por dolarización de carteras y pagos de compromisos en el exterior. Esto ahora genera presión alcista porque la oferta privada es escasa y el Banco Central está inhabilitado por el FMI para intervenir.
Volatilidad
Agustín Etchebarne, director de la fundación Libertad y Progreso, dijo a este diario que la volatilidad continuará en las próximas semanas, por lo que no descarta que el dólar se ubique más cerca de los $ 50.
“Es un problema”, dijo el economista, que la banda cambiaria tenga un rango del 30%, porque eso no permite cortar la volatilidad.
Hoy el Central podrá salir a vender divisas recién si el precio mayorista del billete supera los $ 50,88. Al mercado le está generando incertidumbre tres cosas, según Etchebarne: que el campo limite sus liquidaciones; la cercanía de las elecciones que posibilitarían la vuelta del “populismo”; y que la política macroeconómica de Cambiemos no da resultados.
Misma receta
Miguel Ángel Arrigoni, CEO de First Capital Group, dijo a este diario que la volatilidad del peso argentino “no tiene absolutamente nada que ver con lo que pasa en el mundo: la semana pasada mientras todos se apreciaban, el país devaluaba”.
Tajante, Arrigoni sostuvo que echarle la culpa al mundo “es una tilinguería”. La Argentina, sostiene, tiene un “enorme lío financiero”, al que el Gobierno no le encuentra ningún tipo de fórmula.
“No puedo creer la falta de imaginación de insistir con que la tasa de interés va a calmar al dólar. Históricamente en este país la carrera entre el dólar y la tasa siempre terminó mal”, expresó.
El Central convalidó ayer una suba de tasas de sus Letras de Liquidez (Leliq) de 83 puntos básicos, ubicándola en un promedio de 67,758% para un total adjudicado de $ 201.445 millones. Fue la tasa más alta desde mediados de octubre. Aun así, el dólar subió.
El tipo de cambio incidirá en los precios
El dólar anotó su sexta jornada consecutiva en alza y cerró a $ 44,90 para la venta en el Banco Nación, lo que significó un aumento del 16% desde enero ($ 38,60). Se espera que parte de ese incremento se traslade a precios.
El impacto será mayor en aquellos productos que tienen insumos dolarizados, y en menor medida se notará en los que sumen costos de transporte antes de llegar al consumidor final.
Los precios de los productos importados y los combustibles están directamente relacionados con las variaciones de los precios, pero tienen una relación indirecta con el resto de los valores que integran el Índice de Precios al Consumidor (IPC).
De acuerdo con el economista Pablo Salvador, en el caso de los combustibles, con un 80% de su composición en precio en dólares, el traslado será prácticamente directo, pero en otros productos pesará la recesión.
“Hoy la gente no está comprando, si suben más los precios (en los autos por ejemplo), venderán menos unidades, por lo que puede esperarse que el traslado no sea fuerte”.
En el caso de los alimentos sucede algo similar, y a la recesión se suma el hecho de que los precios ya habían sido llevados a $ 42 en la última corrida cambiaria, y aunque más tarde la divisa alcanzó cierta estabilidad, estos no bajaron.
Por su parte, el economista José Vargas, titular de Evaluecon, indicó que la economía local es “sumamente inflacionaria”, por lo que más allá del dólar, los precios suben por expectativas. No obstante, consideró que se debe controlar el tipo de cambio, porque su aumento impacta en el combustible y los precios se reacomodan con anticipación.
Para la economista Amalia Granata hay dos escenarios posibles, pero “ninguno es bueno”. Uno implica una aceleración de la corrida cambiaria y el otro la suba del tipo de cambio sea temporaria.
“En cualquier caso el impacto en la inflación se sentirá en breve”, apuntó. “Aunque la tasa de interés logre frenar la demanda de dólares, eso va a evitar que se reactive la economía y la caída de la actividad va a ser más grande que la que pronosticó el Gobierno”, agregó.
Un fenómeno monetario
Para Daniel Garro, economista titular de Value International Group, no habrá una merma de la inflación ni una corrida cambiaria mientras el Banco Central continúe emitiendo pesos para cubrir el déficit (como resultado total no primario).
“Lo estructural, que es la emisión monetaria, no se ha corregido. Si a eso se suma la presión sobre el dólar que genera la incertidumbre por las elecciones, se puede anticipar que la divisa va a seguir subiendo”, señaló.
Una “rareza” cambiaria
Durante los meses de cepo al dólar, era común ver una cotización del dólar más alta en casas de cambio que en bancos. Hoy, los valores son similares y en algunos casos más bajos en los negocios del microcentro de Mendoza.
Según economistas, eso se debe a que la demanda de dólares en el mercado minorista cayó debido a las tasas atractivas de los plazos fijos y otras inversiones.
Además, quienes siguen comprando se dividen entre la oferta de los bancos y las casas de cambio, lo que genera una competencia que equilibra los valores del mercado.