En lo que va de 2019 el Índice de Precios al Consumidor tuvo una variación del 11% en la provincia.
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Mendoza aumentó 3,9% en marzo, con lo que el primer trimestre cerró con una inflación acumulada del 11%. La estacionalidad propia del comienzo de clases, el aumento en los combustibles y su traslado a otros rubros como alimentos y bebidas marcaron el ritmo del crecimiento de los índices.
Según la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE), la mayor suba de marzo se dio en el rubro “educación” (17,2%), seguida de “esparcimiento” (6,8%) y “alimentos y bebidas” (4,1%).
Mientras que, tomando en cuenta la incidencia en el índice de precios, el 3,9% se compone de “alimentos y bebidas” (1,6 puntos porcentuales), “transporte y comunicaciones” (0,5), “educación” (0,4), “atención médica” (0,4), “esparcimiento” (0,3), “indumentaria” (0,2), “vivienda y servicios básicos” y “equipamiento del hogar” (0,1 cada uno), y “otros bienes y servicios” (0,3).
El 11% acumulado en el primer trimestre de 2019 se debe a que en enero el índice había sido de 2,7% y en febrero, de 4%. En tanto que si se tiene en cuenta la inflación acumulada con respecto al mismo mes del año anterior, la variación es de un 56,8% anual.
Para el asesor del ministerio de Economía e Infraestructura, Sebastían Laza, los números son altos nuevamente por tres razones: “Un cierto traslado sostenido del aumento de precios mayoristas a minoristas, aumentos salariales o paritarias que se disparan cada 2 o 3 meses, con los consecuentes aumentos de costos que se trasladan a precios, y las expectativas de devaluación que hacen que los empresarios busquen cubrirse”.
En el primer caso, el economista consideró que “los formadores de precios están trasladando inflación atrasada de a poco” por lo que aumentos de los meses anteriores se están reflejando recién en los números de hoy, lo que genera un “plus de inflación”.
Así, para abril también se espera un número elevado y “a partir de mayo, probablemente se sienta el efecto de los controles de precios que de alguna manera va a ejercer el Gobierno nacional, algo que va a empezar a notarse a partir del tercer bimestre”.
Futuro complejo
El economista José Vargas, titular de Evaluecon, señaló que los aumentos de marzo se dieron fundamentalmente por tratarse de un mes estacional (el comienzo de clases), pero la fuerte devaluación, los aumentos en los combustibles (tanto en marzo como en abril) y su traslado a alimentos y bebidas, más el incremento en la medicina prepaga (5%), explican el índice actual.
“Abril estimamos que va a estar seguramente en el orden del 4% y probablemente en el mes de mayo, si no vemos otro remezón devaluatorio, podríamos tener una leve disminución en cuanto al porcentaje mensual, más cerca del 2%”, anticipó el economista.
Por su parte su colega, Pablo Salvador, coincidió en cuanto al impacto que significó la corrida cambiaria en el precio de los combustibles y, por consiguiente, en el resto de los demás bienes y servicios que integran la canasta con que se miden los precios al consumidor.
A futuro, el mismo Salvador advirtió que la paz en el tipo de cambio es transitoria: “En teoría se espera que se mantenga más calmado pero a partir de junio seguramente empezaremos a ver cierta volatilidad porque vamos a estar más cerca de las PASO, y se va a seguir acelerando hasta que lleguemos a las elecciones de octubre”.
Además, Pablo Salvador señaló que “aunque llegase o se estabilizara la inflación en el 2% mensual a partir de mayo, ya estaríamos hablando nada menos que de un piso de 34% o 35% tanto provincial como nacional”.
Sigue acelerando: a nivel nacional llegó a 4,7%
El costo de vida de los argentinos escaló 4,7% en marzo y así se alcanzó una inflación del 11,8% en el primer trimestre del año y del 54,7% en los últimos doce meses, informó ayer el Indec.
Con estos datos, la administración de Mauricio Macri alcanzó un nuevo récord de inflación anual, dado que el IPC está viajando a la más alta velocidad registrada en 27 años, desde la salida de la hiperinflación durante el primer gobierno deCarlos Menem.
La aceleración inflacionaria se está dando en paralelo a una profundización de la política monetaria con un sesgo muy contractivo, a seis meses de su entrada en vigor, aspirando pesos de las calles a cambio de una tasa que actualmente ronda el 66,85%.
Incluso marzo fue el cuarto mes de suba consecutiva de la inflación si se tiene en cuenta que en setiembre del 2018 había alcanzado un pico de 6,5%; 5,4% en octubre; 3,2% en noviembre, 2,8% en diciembre; 2,9% en enero y 3,8% en febrero.
Según el Indec, la inflación núcleo -que no tiene en cuenta movimientos estacionales de los precios- fue del 4,6%. Esto indica que en marzo una vez más impactó más fuerte la suba de los precios regulados.
El desagregado por regiones indica que la inflación en el Gran Buenos Aires fue del 4,8%; en la zona Pampeana se ubicó en el 4,5%; en el Noreste fue del 5,1%; en el Noroeste, del 4,9%; en Cuyo del 4,4%; y en la Patagonia, en el 4,3%.
Lo que más subió en marzo fue el rubro de Educación (17,9%); luego quedaron vestimenta (6%) y alimentos y bebidas (6%).
La raíz del problema
Por fuera de las estimaciones de los gobiernos nacional y provincial, hay pocas expectativas de que un acuerdo de precios sea realmente efectivo para disminuir el ritmo en que se incrementan los precios de los alimentos y otros artículos básicos, y con ellos, la canasta total, o que esa disminución pueda sostenerse en el tiempo mientras no se ataque el problema de raíz.
Pablo Salvador, asesor económico del Ejecutivo provincial, consideró que solo va a ser una solución “un paño de agua fría similar a tratar de bajar la fiebre con un antitérmico, sin curar la enfermedad de fondo con un antibiótico”.
“En este caso el antibiótico sería que el Gobierno deje de gastar más de lo que recauda para que el Banco Central deje de emitir dinero que nadie quiere tener encima”, agregó.
Igualmente, Daniel Garro, titular de Value International Group, apuntó a la emisión monetaria como la verdadera raíz del problema. Según él, el aumento de los índices inflacionarios se debe a “una constante caída de la demanda de dinero (saldos reales dicho técnicamente), en relación a la oferta de dinero (emisión del BCRA)”.
En este contexto, para Garro no existe la posibilidad de que el aumento sostenido de los precios de los próximos meses pueda estar por debajo del 2,5% o el 3% mensual. Y consideró que “incluso si la demanda de dinero sigue bajando a este ritmo, la variación de precios al cierre del año sería muy similar o quizás mayor que la del 2018”.