La nena utiliza procesadores, pero hace un año se le rompieron.
Dámaris es una mendocina de 9 años, a los 4 meses de edad sufrió meningitis y desde entonces padece problemas auditivos en sus dos oídos. Gracias a dos procesadores, la pequeña ha podido oír y comunicarse normalmente a lo largo de su crecimiento. Pero hace un año estos aparatos dejaron de funcionar y desde su obra social no brindan respuestas.
Estas herramientas forman parte del implante coclear, aparato que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Los procesadores se ubican en la parte externa del implante y su función es seleccionar los sonidos más útiles para la comprensión del lenguaje.
“Lo que Dámaris necesita son los procesadores. Antes de que se le rompieran sus aparatos yo iba y le pedía al médico los repuestos para tenerlos en el momento que se rompieran(…) Nunca me dieron nada. De su pensión le descuentan la obra social y nunca le dieron nada. El año pasado se le rompieron y hace casi un año que no escucha”, contó Yésica Olguín, la mamá de Dámaris.
Según se informó, la pequeña asiste a una escuela de Tunuyán y desde que sus procesadores dejaron de funcionar, ha sufrido dificultades en el aprendizaje y para comunicarse con sus maestras y compañeros.
“Está yendo a la escuela sin sus audífonos y se le dificulta para entender (…) Terminó el año sin escuchar y este año empezó sin escuchar”.
“Dámaris debió aprender lenguaje de señas (…) Actualmente una maestra está haciendo un curso de señas y le está ayudando. Acá en casa ella nos entiende pero en la escuela es diferente. Todo aprendizaje es bueno pero ella necesita volver a escuchar” manifestó Yésica.
Hace un tiempo, esta mamá recibió la ayuda de trabajadores de una radio de Tunuyán. Gracias a la solidaridad, logró comprar algunos elementos del equipo imprescindible para la audición de su hija.
“Compré los cables. Venía el cable y la bobina pero el aparato para que el cerebro capte el sonido no venía. Entonces los médicos me dijeron que necesitaba procesadores nuevos. Mi marido, que no tenía idea de cómo repararlos, pudo arreglar un equipo que le duró un tiempo pero después no pudimos hacer más nada”, relató.
Ahora, la mujer pide ayuda para solventar los gastos de un abogado que pueda asesorarla para hacer efectivo su derecho de petición en términos jurídicos a la mutual o bien para comprar los procesadores.
“Hay veces que (Dámaris) nos pregunta cuándo va a escuchar. Y es difícil decirle cuándo o cómo (…) Siempre me callé pero ya no. Quiero que ella vuelva a ser lo que era, que pueda escuchar, que pueda entender lo que le decimos” reclamó conmocionada.
Para ayudar a Dámaris podés comunicarte al 2622 574044.
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