La divisa avanzó 2% esta semana tras caer en las cinco previas
El dólar cerró estable ayer en una jornada de mayores transacciones, con lo que avanzó 2% promedio de viernes a viernes y cortó una racha bajista que se había prolongado por 5 semanas.
El billete cerró a $42,42 y 43,61 en promedio, para la venta mayorista y minorista, respectivamente, precios que suponen una baja de 4 centavos, en el primer caso, y una clausura estabilizada, en el segundo.
De esta manera, registró una suba de 82 centavos en la semana a nivel mayorista (que sube a $1,16 en el caso del valor al público) e “interrumpió una secuencia de cinco semanas consecutivas con bajas, para quedar en promedio en el nivel más alto de las últimas tres semanas”, reseñó Gustavo Quintana, de PR Cambios.
A su estabilización aportó ayer un repunte de la oferta que ya se había insinuado anteayer (cuando el volumen operado volvió a superar los US$800 millones tras 7 ruedas de ubicarse por debajo de ese nivel -fue de US$818,5 millones ayer-) pero, por sobre todo, ayudó “la tutela que mantiene sobre el mercado el Central con intervenciones en futuros en los plazos más cortos”, indicó Quintana.
La entidad oficial volvió a tener presencia del lado oferente en esa plaza tras dos meses y medio de abstinencia, en cuyo transcurso (aprovechando la racha bajista del dólar) se había colocado del lado comprador para tener capacidad de oferta si el mercado luego comenzaba a dar un giro, lo que finalmente ocurrió en el inicio de la semana.
Otra consecuencia del rebote del billete fue el freno que mostró en toda la semana el proceso de ajuste a la baja en la elevada tasa de interés de referencia interna: había quedado al 59,01% anual el pasado viernes y cerró a un promedio de 58,71% ayer, es decir, con una merma punta a punta de 30 puntos. Pero más de la mitad de ese recorrido lo había hecho el lunes (cuando quedó a 58,83% anual) y desde allí bajó en dosis homeopáticas que incluye el retroceso de solo un punto ayer respecto de anteayer.
Los analistas vinculan estas reacciones del mercado al final del denominado “veranito financiero”, afectado por la llegada de nubarrones vinculados con el nerviosismo que comienza a generar en los inversores la cercanía de las PASO.