El hermano del intendente de Tunuyán cayó junto a un ex policía conocido en el mundo del hampa. Tras el operativo, se conocieron los precios que manejaban por la compra y venta de la droga. Se cree que llegaban a duplicar el valor por el que la adquirían.
No fue un control vehicular al voleo el que se desarrolló el martes por la noche en Jocolí, Lavalle, y permitió la captura de cuatro sujetos con 25 tizas de cocaína, que hicieron un peso de casi 300 gramos.
A Gustavo Aveiro, hermano de Martín, el intendente de Tunuyán, lo venían investigando por tenencia con fines de comercialización y transporte de drogas hacía dos meses.
Efectivos de la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico supieron por trabajos de campo y seguimientos que una banda con base en el Valle de Uco, que tenía como integrante a un ex policía, había realizado diveros viajes a la provincia de San Juan para vender cocaína.
El martes por la noche, luego de trabajar el dato que confirmaba un nuevo viaje hacia el norte, policías de la citada dirección que trabajaban en el Valle de Uco comenzaron a seguir a dos vehículos que habían partido desde esa jurisdicción: uno era un VW Gol y el otro, un Chevrolet Country.
Finalmente, les frenaron el paso y secuestraron la droga. El Gol era manejado por Aveiro y el otro vehículo estaba siendo conducido por un ex policía que ha sido detenido dos veces por casos de narcocriminalidad desde el 2012.
De esta forma, con el secuestro de la droga, las detenciones y armas y municiones encontradas, los pesquisas cerraron la investigación contra la banda –los detectives señalaron que había un líder y sus integrantes estaban organizados–, a la que bautizaron Patrono Santiago.
El caso ganó repercusión porque, nuevamente, el hermano del cacique tunuyanino fue detenido sospechado de un delito: en abril del 2015, dos meses después de que protagonizara una pelea en el Festival de la Tonada y mientras era empleado de Migraciones, fue detenido en Uspallata por circular en un auto con más de 300 mil pesos en artefactos electrónicos que ingresaron ilegalmente desde Chile.
Un año después, en agosto, fue detenido y acusado de llevar a dos asaltantes para robarle las joyas a una reconocida médica del citado departamento.
Operativo intenso
Hace unos 60 días, los policías que trabajan casos de narcocriminalidad, tomaron contacto con el dato que sostenía que Gustavo Aveiro y un ex policía vinculado a causas narcos se dedicaban a vender drogas, principalmente, cocaína.
El martes por la noche comenzaron a seguirlos y supieron que la banda se iba a dirigir a San Juan en dos autos luego de pasar por un par de viviendas del Gran Mendoza.
Para los detectives, se trataba de una maniobra típica de transporte de drogas, en la que un vehículo escolta a otro hasta su destino final.
Los sujetos pasaron por un control de ruta 40, en El Resguardo, Jocolí, y los policías le frenaron el paso a uno de los rodados, el que conducía Aveiro, el Gol. Así fue como dieron con 25 tizas de cocaína, que hicieron un peso total de 290 gramos, y con 13.442 pesos.
El otro auto, al mando del ex uniformados Juan Pablo Alcaraz, siguió su curso. Sin embargo, al perder contacto con Aveiro, el conductor decidió regresar.
Los efectivos fueron tras él y este escapó, por lo que se inició una persecución. De todas formas, terminó detenido.
Alcaraz es un hombre conocido para la fuerza: fue detenido en el 2012 y el 2015 por un tema relacionado al transporte de drogas y volvió a caer por lo mismo.
Además de los citados, fueron detenidos Matías Emanuel Abaretaz y Diego Ernesto Ponce, quienes también viajaban en los autos. Tras la medida, se desarrollaron allanamiento en las viviendas de los sospechosos.
El resultado fue positivo en la casa de Aveiro: encontraron una pistola calibre 9mm, municiones y marihuana. Todos quedaron incomunicados en una celda de la U-32, el centro de detención federal.
Los precios
A partir de la captura se conocieron detalles sobre los precios que manejaba la gavilla, tanto de los montos por los que adquiría la sustancia como también del precio al que la comercializaba en las calles.
Según una fuerte cercana a la causa, los acusados adquirían en el Gran Mendoza la tiza de cocaína –pesa 10 gramos– por un precio que rondaba los 3.000 o 3.200 pesos, mientras que si la compraban en el Valle de Uco podían conseguirla a un valor que variaba entre 4.000 y 4.200 pesos.
Luego, la droga era llevada a la vecina provincia, donde era fraccionada en nudos que no alcanzaban a tener un gramo del estupefaciente, pese a que se lo vende como si tuviera ese peso.
Cada envoltorio era vendido a unos 300 pesos o más, según la información. Los pesquisas indicaron que, teniendo en cuenta que por cada tiza sacaban alrededor de 25 nudos, esos 10 gramos alcanzaban un precio aproximado de 7.500 pesos en la calle.
De ese modo, duplicaban el valor por el que era adquirida la droga, sentenciaron.
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