La depreciación de la moneda china también afectó al peso argentino.
Atado al destino de los fuertes movimientos en los mercados internacionales frente al recalentamiento de la guerra comercial entre los Estados Unidos y China, la divisa norteamericana volvió saltar con fuerza en la Argentina y se posicionó sobre los $46 en la antesala de las próximas primarias abiertas, que se desarrollarán el domingo que viene.
El gobierno de Mauricio Macri mira el dólar de reojo y se muestra tranquilo, por ahora: puertas adentro aseguran que no van a permitir que el dólar anote una suba fuerte que pueda poner en riesgo, antes del viernes, la imagen de la gestión y del Presidente, candidato a su reelección.
Es que la relativa estabilidad del tipo de cambio sustenta su crecimiento en las encuestas. Y sus funcionarios aseguran que la economía está firme y que el Banco Central tiene todas las herramientas para capear adversidades externas como la de ayer, propiciada por la devaluación del yuan chino.
Desde temprano, las operaciones dejaron en evidencia el rumbo alcista del billete verde: en el mercado minorista abrió a $46,51, con un salto de 63 centavos respecto al viernes pasado. Y hacia el cierre, esa tendencia se consolidó y se tradujo en una ganancia diaria de 80 centavos, con la que la moneda terminó ofreciéndose a $44,42 para la compra y a 46,68 para la venta en casa de cambio y bancos.
En el sector mayorista, la avanzada fue superior (84 centavos respecto al viernes) y el dólar culminó a $45,49.
El Banco Central tuvo que extremar sus acciones para moderar el sacudón que llevó del frente externo y que coincidió con el clima de extrema susceptibilidad que se vive en el mercado por los comicios.
La autoridad monetaria presidida por Guido Sandleris aplicó otra suba, de 0,58 puntos porcentuales, en las tasas de referencia que se fijan en las subastas diarias de las Letras de Liquidez (Leliq) en pesos y a siete días. El rendimiento anual quedó en el 61,589%.
Y de nuevo se realizaron operaciones en los mercados de futuro, donde la divisa norteamericana se negoció con avances superiores al 1,29% para lo que resta del año: la cotización para diciembre ganó 71 centavos y quedó en $55,76.
En el plano bursátil, el índice Merval moderó su desplome hacia el cierre, pero terminó con una baja de 1,2%. Hubo contracciones de hasta 3,5%, como fue el caso de los papeles de Edenor.
En tanto, las acciones de las empresas argentinas en Wall Street profundizaron la tendencia bajista y el rojo incluyó retrocesos de 6,9% (Loma Negra) y de 6,6% (Mercado Libre), entre otros.
Además, el Riesgo País de la Argentina que elabora el banco norteamericano JP Morgan saltó con fuerza (9,4%); llegó a los 904 puntos básicos.
Las divisas de la región también se depreciaron por la devaluación del yuan: el real brasileño se desvalorizó 1,36%; el peso mexicano se hundió 1,28%, y el peso chileno anotó una caída de 1,04%. Pero el sacudón fue mayor para el peso colombiano, que se contrajo 2,13%, y nuevamente para la moneda argentina, que retrocedió 1,8%.
Paños fríos
El encargado de poner calma a los mercados y al electorado fue el vicejefe de Gabinete Andrés Ibarra, quien ofició de vocero de la reunión de ministros realizada ayer.
“Obviamente es un tema que preocupa, el de la economía mundial, donde la Argentina y todos los países forman parte de estas oleadas y esta pelea comercial. Es una guerra comercial específica, una guerra arancelaria que por supuesto tiene su impacto”, dijo el exjefe del extinto ministerio de Modernización.
Sin embargo, Ibarra sostuvo también que “lo más importante es que la Argentina, con enorme esfuerzo de todos, ha hecho sobre todo este último año y medio para tener una economía desde el punto de vista fiscal sólida con superávit comercial”, lo que a su criterio posiciona al país “de una manera mucho más sólida para enfrentar situaciones de este tipo”.
“Tenemos un tipo de cambio competitivo”
Al ser consultado por cuál es precio de equilibrio ideal del dólar para el Gobierno, el vicejefe de Gabinete Andrés Ibarra, señaló que el actual es “un tipo de cambio competitivo” y de esta forma se sumó a las declaraciones que la semana pasada formuló el ministro de Producción, Dante Sica, al rechazar que el dólar esté subvaluado, como había sugerido el precandidato a presidente del Frente de Todos, Alberto Fernández.
“Nosotros siempre creímos que el dólar alto era un mecanismo para promover la producción, el consumo, el desarrollo. Tengo la certeza de que esta lógica del dolar subvaluado nos condena al peor escenario. No sé con este dolar cómo vamos a conseguir dólares para producir”, había dicho Alberto Fernández.
Ibarra, en cambio, eludió indicar cuál es el precio “de equilibrio” de la moneda,aunque sostuvo que para el Gobierno el precio actual del dólar sí es competivivo.
“Lo que (siempre) buscamos tener es un tipo de cambio competitivo, como el que tenemos, y luego respaldarlo con una economía sana. Si no, nos pasa lo que estamos acostumbrados los argentinos: que producto de los deberes que no se hacían luego ese tipo de cambio era competitivo un tiempo, pero luego dejaba de serlo”, lanzó, en alusión al cepo cambiario y la política monetaria instrumentados durante el último gobierno de Cristina Kirchner.
En el sector agropecuario, sin embargo, la liquidación de dólares por exportación en el primer semestre fue de 10.700 millones, un 7,3 por ciento menos que el año pasado y la cifra más baja desde 2011. Y con cosecha récord. En otras palabras, están esperando que el dólar suba para salir a vender.
Entre la volatilidad del mercado y la imagen de Macri
Los Andes consultó a funcionarios Banco Central, quienes afirmaron que “es totalmente normal” que la Argentina acompañe los movimientos del resto de las monedas de la región. “No nos manejamos con un número (cotización), sino que nuestro objetivo está en garantizar que no haya volatilidad”,indicaron.
Este nuevo recalentamiento del dólar ubicó al Banco Central frente a una suerte de dilema que lo obliga a moverse un escenario de extrema fragilidad. Es que, por un lado, el manual de procedimiento de la autoridad monetaria indica que no se aplicarán grandes intervenciones cuando el salto de la divisa en el mercado local esté alineado con los movimientos de las monedas en el exterior. Y, por otro, es implícita la necesidad de Macri de mantener un dólar calmo para no afectar sus chances electorales.
El diagnóstico oficial es que las cosas que pasaron en las últimas semanas en Estados Unidos y en China vienen haciendo subir al dólar en la Argentina: ayer, con la devaluación del yuan, y el miércoles pasado, cuando la Fed (el banco central estadounidense) desalentó a los inversores con una baja de tasas menor a la prevista y el presidente estadounidense, Donald Trump, reavivó la guerra comercial con China cuando anunció que subiría los aranceles de importación de productos chinos.
En el Central se preocupan por desvincular el rumbo de la política monetaria con las aspiraciones reeleccionistas del Presidente.
“Nosotros tenemos más margen. Tenemos tres herramientas: lo que es la tasa, mediante una mayor absorción de pesos; tenemos la posibilidad de intervenir en el spot, comprando y vendiendo dólares de contado, y también en el mercado de futuros. Pero todo lo que hagamos será para moderar la volatilidad, no para frenar, subir o mover al dólar”, aseguraron.