A principios de siglo, se daban en adopción en promedio 20 niños por año y últimamente esa cifra creció notablemente.
Paola Pérez es docente y hace más de dos años está inscripta en el Registro Único de Adopciones (RUA). Ella desea ser mamá y en su proyecto incluye a un niño o niña de hasta 7 años. Es parte del Grupo Dulce Espera que busca que todos en igual situación puedan informarse y acompañarse mutuamente. A pesar del tiempo, Paola vive este proceso con optimismo ya que asegura haber comenzado a notar cambios en el sistema de adopción de la provincia que apuntan a agilizar el proceso. Es que desde la sanción del nuevo Código Civil en 2015, sumado al nuevo Código Procesal de Familia y Violencia Familiar de Mendoza, aprobado en noviembre de 2018, se avanzó en ese sentido.
De hecho desde el año 2000 -cuando se crea el RUA- hasta 2005 el promedio anual de adopciones en la provincia era de 20, cifra que ha mostrado un franco crecimiento en los últimos años. En 2017 fueron 75 las vinculaciones en Mendoza, en 2018 subieron a 90 y en lo que va del año llevan 54 y prevén terminar el año con más de 100.
Para explicar el incremento hay que tener en cuenta que en el inicio del siglo, el RUA trabajaba principalmente con los hijos (en su mayoría bebés) de aquellos padres que renunciaban voluntariamente a su paternidad. Pero en los últimos cuatro años han crecido las vinculaciones a partir de la segunda infancia (más de 3 años) y la adolescencia. Así, desde el RUA señalan que se le ha dado respuesta a una mayor cantidad de pequeños mendocinos que se encontraban en estado de adoptabilidad. Y es que de a poco cambia el paradigma y los papás empiezan a aceptar en sus proyectos de vida a niños más grandes.
“Antes se daba en adopción solo a los más chicos y los más grandes estaban invisibilizados y crecían en el hogar”, aseguró Verónica Gutiérrez, coordinadora del RUA.
Para empezar a cambiar esta realidad desde allí decidieron avanzar en la comunicación directa con los inscriptos. “Como registro empezamos a tener una mirada focalizada sobre todo en el niño y por eso empezamos a hacerlos visibles”, destacó. Esto lo lograron a través de convocatorias públicas. “Las implementamos a partir de 2017 enviando mails a los que estaban inscriptos y luego a los medios de comunicación”, relató. Para la funcionaria se trata de un cambio pequeño que ha dado sus frutos. “Al enterarse de la realidad de los chicos hay gente que puede modificar su proyecto”, expuso Gutiérrez.
De todas maneras es un cambio que recién está comenzando ya que actualmente de la cantidad de inscriptos en el RUA (470) casi un 90% está dispuesto a adoptar niños de hasta 3 años; por arriba de esa edad el porcentaje disminuye considerablemente. “En general los proyectos de las personas que se inscriben son para vincularse con un niño de hasta 3 años”, señaló la coordinadora y es por eso que entre esas edades el proceso suele ser más largo, lo que no tiene que ver con el trámite en sí sino con una diferencia entre la cantidad de padres que buscan adoptar chicos de cierta edad y los chicos de esas edades.
Nuevo convenio
|A la mayor comunicación con los inscriptos en el registro se le suman otras acciones que han permitido mejorar el sistema de adopciones, disminuir los trámites y agilizar el proceso para que, si se considera necesario, el niño sea declarado en estado de adoptabilidad.
Para seguir trabajando en estos aspectos, el Ministerio de Salud, Desarrollo Social y Deportes, la Suprema Corte de Justicia y el Fuero de Familia firmaron un convenio para implementar un Sistema de Coordinación de Datos de los Procesos de Adopción que entrará en vigencia los primeros días de septiembre para la primera Circunscripción Judicial (Gran Mendoza).
“El convenio consiste en un acuerdo de colaboración entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial que permite tener el acceso a las bases de datos de ambos poderes, no solo para agilizar los procesos sino que tiene que ver con conocer la situación jurídica de cada chico”, explicó Daniela Torres, directora de Promoción y Protección de Desarrollo Social.
La funcionaria detalló además que el sistema estipula alarmas y alertas para cada etapa del proceso. “Es un impulso de ambas partes para dar cumplimiento a los plazos que se han requerido en las nuevas legislaciones”, señaló la funcionaria quien detalló que para declarar el estado de adoptabilidad el Código Procesal de Familia y Violencia Familiar de Mendoza (Ley provincial 9120) establece un mínimo de tres meses y un máximo de nueve.
En este sentido Torres aclaró que cuando la adopción se da sin complicaciones, sobre todo cuando hay renuncias voluntarias de los progenitores, este proceso puede durar entre 3 y 4 meses, pero lleva más tiempo si de alguna manera “se embarra la cancha” con apelaciones y otros tipos de herramientas legales .
Por otra parte, aclaró que desde allí siempre apuntan al reintegro con la familia y que se buscan la adoptabilidad cuando es imposible la restitución familiar luego de que han agotado todas las instancias.
Actualmente se encuentra en situación de adoptabilidad unos 100 chicos, los que todavía no han podido vincularse con los pretensos adoptantes (anotados en el RUA).
De ellos 30 niños constituyen familias de hermanos, muchos tienen más de 6 años y un porcentaje alto tiene alguna discapacidad.
Como representante del Poder Judicial, Emma Orrego, relatora de la Corte Suprema de la Sala 1 recordó que cuando empezaron a desarrollar sus propio sistema de Coordinación de Datos de los Procesos de Adopción se dieron cuenta de la necesidad de que fuese compatible con el sistema del Poder Ejecutivo.
“Las medidas de protección excepcional son tomadas por el OAL y el Poder Judicial controla su legalidad. Así que cuando ellos tomen una medida de este tipo la cargarán en este sistema, lo que nos permitirá verificar que ese control de legalidad se pida y que los plazos procesales se cumplan”, detalló.
A partir del nuevo sistema desde que se toma la medida y el resto de los pasos que tengan que ver con la vida de ese niño quedarán informatizados. “Sea que se decida o no su situación de adoptabilidad”, aclaró. Con respecto a los tiempo, la magistrada adelantó que el mismo sistema les va a permitir saber a ciencia cierta si se cumplen y, en caso contrario, saber exactamente dónde está la demora.
Proyecto de familia
Desde la Red Argentina por la Adopción siguen de cerca todos los cambios que se implementan en la provincia, por lo que valoran como positivo tanto el convenio firmado entre el Poder Judicial con el Poder Ejecutivo, como los avances que se han dado a partir del nuevo Código Civil y el nuevo Código Procesal de Familia y Violencia Familiar de Mendoza.
De todas maneras para Antonio Romeo, miembro de esa red, lo más importante es la capacitación de los futuros adoptantes. “Es necesario que se trabaje más en el proyecto de familia que la pareja o la persona pretende. Si quieren adoptar al bebé pensando en la familia ideal, la demora va a ser más larga que si se piensa en chicos más grandes”, aseguró. En su caso, él adoptó hace 13 años, dos hermanas de 5 y 13 años que hoy en día son adultas. “Nosotros definimos ese proyecto y nos encontramos los 4. Siempre me pregunto qué hubiera pasado si seguía pensando en el bebé, pero la realidad me demostró que tomamos la decisión correcta con mi esposa porque a su vez ellas nos adoptaron a nosotras”, manifestó. Hoy en día ellos son abuelos y disfrutan de la satisfacción de tener una nieta de dos años y medio.
Espera activa
Paola Pérez del Grupo Dulce Espera aseguró que han observado cambios en cuanto a la espera de los futuros adoptantes. “El RUA está trabajando bien, como aspirantes estamos agradecidos por ese trabajo y tenemos una gran esperanza”, manifestó la docente que está anotada desde 2017.
Como parte de la agrupación, la mujer remarcó que más allá de los tiempos apuntan a que las personas estén preparadas e informadas. “Nosotros creemos en la espera activa que consiste en concurrir a charlas, difundir en las redes, organizar cosas, hablar de adopción para que se empiece a derribar miedos y mitos”, remarcó. Desde su experiencia, el estar involucrado hace que el tiempo se pase más rápido y además permite que cuando llegue el niño se le brinde la mejor experiencia posible.
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