Desde hace varios días, los rumores en el Valle de Uco corren como agua de río, Sobre todo en Tunuyán y Tupungato. El hecho de los dos contagios de coronavirus -el del albañil y el del chofer- que aún no tienen su nexo epidemiológico descubierto, han desencadenado versiones tan remotas como dudosas o disparatadas.
¿Y por qué el tema de las historietas entre Tunuyán y Tupungato? Porque en esta historia de dimes y diretes, de llevo y traigo, de «me dijeron y dicen por ahí», además del albañil y el chofer que son de Tunuyán, entra el primer contagiado en tierras valletanas: el camionero de Tupungato.
Los cientos de audios de whatsapp con conclusiones tan disparatadas como infidelidades, traiciones y demás entre estos tres, hicieron desde el principio una verdadera novela al mejor estilo Alberto Migré, aunque el tema ahora es mucho más serio. Las relaciones que los vecinos más «lengua larga» encuentran entre estos hombres son diversas: trabajo, amistad, pero todo termina en el engaño amoroso de alguno de ellos con su pareja. Un dato del que hablaremos más adelante, porque aquí empieza la novela.
Por otra parte, el lado oficial del tema, el sistema sanitario, solo puede remitirse a los datos, tanto de los estudios realizados a los pacientes, como los aportados por los propios infectados. Este último es un dato clave. o al menos el que puede llegar a descifrar el enredo que culminó en un paranoia social aquel 29 de abril, cuando fueron descubiertos los dos primeros casos en Tunuyán y que hasta hizo hablar a muchos «de circulación comunitaria» del virus.
Así, el «cerco epidemiológico primario de los pacientes positivos» que realizó el hospital Scaravelli inmediatamente conocidos los casos hizo que 44 personas se sometieran a los controles correspondientes en esta situación. Esto es, se reclutaron a los contactos más cercanos de estos dos contagiados, para realizarles los conocidos hisopados y así corroborar si estás personas también tenían el virus o no. Y de esto también hablaremos más adelante, porque aquí empieza el misterio
Retomando la novela inconclusa, las sospechas y especulaciones de todo tipo acerca de las relaciones entre los dos tunuyaninos y el tupungatino plantean a más personas involucradas. Habíamos hablado de dimes y diretes sobre infidelidades, de relaciones ocultas y turbias y de hasta silencio familiar y comunitario de los más allegados de los tunuyaninos y del tupungatino. La imaginación de los creadores de audios enviados y reenviados a miles de grupos de whatsapp no tiene límite: «La esposa de alguien se acostó con uno y se contagió». «Como ese se contagió, se lo pasó al otro que trabaja con ese». «Este era amigo del otro pero estaba con la mujer, entonces se contagió». «Encima, se comieron un asado con el hijo del otro, por eso el otro se contagió» Planteado así, la historia debería llevar el título de «Novelón Valletano» . Pero esta trama, que parece perfecta en la ficción, empezó a tener fallas en la realidad. Y aquí pasamos al misterio.
Las conjeturas noveleras de los valletanos más «chusmas» en el tema comenzaron a no tener sentido. La novela, la parte murmuradora de la historia, ya no fue perfecta cuando desde la parte seria, la de la medicina, se corroboró que ninguna de las personas que tienen contacto estrecho con los contagiados poseen el COVID-19. Esto descartó a esposas, ex esposas, parejas eventuales, hijos, amigos y hasta vecinos que comparten medianera.
Así, el «Novelón Valletano» que venía a romper taquillas en plena pandemia quedó en las puertas de tener el éxito esperado. Ahora, los más habladores y aficionados investigadores sociales deberán hacer otra novela, pero esta vez no de engaños y traiciones, sino de misterio.
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