Carlos Félix ayuda y colabora con familias en extrema vulnerabilidad frente al crudo invierno que se avecina y el final de la temporada de cosecha.
Desde que preside el cuartel de bomberos de Tupungato, Carlos Félix, un nativo del lugar con espíritu solidario, se enfrentó a las realidades más crudas en medio de esta cuarentena eterna y no dudó en poner manos a la obra más allá de la actividad vinculada con la entidad.
Es por eso que, frente al duro invierno que se avecina, no sólo en cuanto a la rigurosidad del clima semidesértico sino al desempleo y la pobreza que conlleva este rebrote de la pandemia, pidió colaboración para los numerosos merenderos que se emplazan en los sectores más vulnerables de Tupungato.
Se trata específicamente de algunos asentamientos inestables donde el cuartel tiene injerencia de carácter solidario, ya sea colaborando en campañas o apadrinando a niños.
Una de las poblaciones más afectadas por las crisis vive junto al basural cercano a La Ripiera, donde 23 familias viven de los desechos, aunque algunos hombres se desempeñaron en la cosecha de la vid, que acaba de finalizar. De todos modos, Félix se refirió también al Loteo Bigolotti y Loteo Moyano, además de Costa Canal.
“En todos estos casos, es decir, las inmediaciones de Tupungato, la situación que se vive es muy angustiante y cada vez se necesita más ayuda”, sostiene.
Los Bomberos Voluntarios poseen dos depósitos donde suelen almacenarse las donaciones y ese sentido el representante habló de la urgente necesidad de apoyar con mercadería, ropa de abrigo, frazadas, mobiliario, zapatillas, ropa y leña, entre otros elementos.
El ropero comunitario funciona en un salón situado en Villa Bastías, donde también se almacena la leche que se distribuye en los merenderos o en los barrios.
“Nada de lo que solicitamos es en vano y todos los días se acrecientan las necesidades. Se vienen tiempos duros y eso está relacionad no solo con la cuarentena y las restricciones, sino con el fin de un período de trabajo”, expresa.
En el caso del basural de La Ripiera, dijo que la mayoría de las familias subsisten merced al reciclaje, de allí la importancia de la clasificación de desechos.
El hombre pide todo tipo de materiales para esta gente: “cartón, vidrio, aluminio, todo es bienvenido para esta gente que vive en condiciones sumamente precarias y con la incertidumbre de no saber si podrá comer al día siguiente”.
Aclara que si bien esta no es la función específica de los bomberos, mientras no se encuentre operativo –están finalizando la personería jurídica—un grupo de voluntarios se abocó a colaborar con los sectores más carenciados. “A mi casa se acercan a cualquier hora del día para retirar lo que sea. Finalizó la cosecha de uva y nuez y se avecina un duro invierno”, reitera.
Carlos Félix se unió a varias entidades solidarias para poder desarrollar su trabajo más eficientemente.
Una de ellas es Corazones Solidarios, que entrega ropa y alimentos, aunque también se rodean de numerosos particulares y vecinos que vuelcan su granito de arena en situaciones extremas, como inundaciones, tormentas o climas rigurosos.
“Esta misión es totalmente desinteresada y nació simplemente porque no podemos mirar hacia el costado frente a tanta desigualdad. El Estado provee lo que puede, por eso somos nosotros los que comenzamos a movilizarnos para que todos lo puedan pasar un poco mejor”, explica.
Como padrinos de las familias que pasan sus días en el basural, el voluntario adelantó su proyecto: “Vamos a armar una cooperativa de trabajo. Es muy difícil cuando la economía sufre estos vaivenes, pero somos muchos miembros, entre ellos 14 mujeres con una gran iniciativa, y estamos seguros de que vamos a lograrlo”, se esperanza.
Cómo ayudar.
Quienes deseen colaborar con la entidad bomberil pueden contactarse al celular de Carlos Félix: 2622 222963
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