La retracción se produjo por el comportamiento del tipo de cambio, la inflación y la suba de tasas de interés, entre otros factores.
Entre 2013 y 2018 la economía de Mendoza se achicó 3,6%, afectada por la fuerte caída en los niveles de consumo, el comportamiento del tipo de cambio y el poco acceso al financiamiento. Una buena noticia es que el año pasado se registró un leve repunte del 0,3% pero, para los especialistas, todo indica que 2019 cerrará en baja.
Los resultados se desprenden de la medición del Producto Bruto Geográfico (PBG) realizada por la Dirección de Estadísticas e Investigaciones Económicas de Mendoza (DEIE). El PBG se define como “la suma de los valores agregados brutos de todos los bienes y servicios producidos por la economía de una región”. Es decir que si ese indicador crece, significa que la economía se está expandiendo y, si el valor cae, es porque la economía se está achicando. En este caso, los datos oficiales demuestran que Mendoza sufrió una evidente contracción.
Los sectores clave
La retracción de la economía mendocina se acentuó en algunos sectores en particular. Uno de los que mayor incidencia tuvo en el período analizado fue el de la “industria manufacturera”, que cayó un 24,2% en esos cinco años. No es un dato menor, teniendo en cuenta que ese rubro representa el 14% del PBG total.
Si se mira hacia el interior de la industria, se encuentran bajas pronunciadas en elaboración de bebidas (-36%) y refinación de petróleo (-10%). En el primer rubro está incluida toda la actividad de las bodegas y en el segundo, todo el sector hidrocarburífero. Entre ambos logran casi el 80% de la producción de la industria mendocina en su totalidad.
Otro sector que resulta clave para explicar la contracción económica de la provincia es el “agropecuario”. De 2013 a 2018, la producción de ese rubro bajó 14,4%. En ese caso, las actividades más preponderantes fueron la fruticultura, que sufrió una caída del 22%, y la viticultura, que se retrajo un 14%.
Ayudaron a atenuar la baja los ganaderos dedicados a la cría de ganado vacuno y caprino que, pese a la crisis, lograron creer un 18%.
El tercer sector destacado es el de “comercio, restaurantes y hoteles”. En los cinco años tomados en consideración, las empresas dedicadas a esa actividad tuvieron una caída del 10,2%. Si bien es un porcentaje menor al de los otros sectores mencionados (industria manufacturera y agropecuario), se trata del ítem de mayor peso dentro del PBG total de Mendoza (22%).
Al desglosar el rubro, sobresale el achicamiento del comercio mayorista (-5%) y la fuerte baja del comercio minorista (-18%), ambos condicionados por la pérdida del poder adquisitivo de los salarios y el encarecimiento de la financiación, por la suba de las tasas de interés.
Por qué pierde Mendoza
Según el análisis de los expertos, los vaivenes de la economía mendocina se explican por dos grandes variables: el manejo de la política económica a nivel nacional y la composición de la matriz productiva de la provincia, que genera una alta dependencia del tipo de cambio.
Daniel Garro, economista y director de Value International Group, señaló que el país no crece desde 2011 (visto por medio del Producto Bruto Interno). “Mendoza no escapa a eso; es decir, difícilmente podría haber crecido en ese contexto. Si a eso le agregamos que los gobiernos provinciales no han tenido la inteligencia para aplicar medidas que permitan atenuar el impacto nacional, como con la baja de gasto público y la disminución de la presión tributaria, se entiende el por qué de la retracción”, señaló.
También dejó su opinión el economista Pablo Salvador, quien observó que la economía de Mendoza creció en 2017 y 2018 gracias a la mejora del tipo de cambio y el impacto en el agro de exportación, pero el repunte no fue suficiente para compensar la fuerte caída de 2016 (-5,8%). “Ese año se formó un escenario de alta inflación, incertidumbre y suba de tasas de interés de parte del Banco Central. Todo eso condujo a la caída del consumo y al encarecimiento del financiamiento, lo que golpeó mucho a la industria”, indicó.
Por su parte, Sebastián Laza, asesor del Ministerio de Economía de la Nación, remarcó que Mendoza es una provincia muy transable (exporta gran parte de su producción), por lo que depende mucho del comportamiento del tipo de cambio. “Si analizamos lo ocurrido entre 2013 y 2018, vemos que casi siempre hubo atraso cambiario. Eso afectó a sectores muy importantes, como la vitivinicultura, el agro en general e incluso al turismo”, apuntó.
“Gran parte de la caída se explica también por la política restrictiva aplicada por el kirchnerismo al sector petrolero. Cuesta mucho revertir esa situación”, agregó.
Panorama poco alentador
Los economistas coincidieron en que 2019 se encamina a una nueva caída del PBG, debido a la recesión, la baja del poder adquisitivo de los salarios y las altas tasas de interés, que permanecen altas. Garro señaló además que “sigue sin haber una política económica doméstica que genere una diferenciación respecto de la economía nacional”.
A nivel país, la baja fue menor a la de la provincia
El Producto Bruto Interno (PBI) de Argentina (estudio equivalente al PBG pero a nivel nacional), demuestra que la economía del país se contrajo 1,8% entre 2013 y 2018. Es decir que el resultado fue el mismo que Mendoza (caída), pero en menor magnitud.
La diferencia se produjo en 2016, cuando Mendoza cayó 5,8% y el país se retrajo 2,1%. Luego, en 2018, la provincia logró mejorar, apuntalada por la mejora del tipo de cambio, mientras que Argentina volvió a caer (2,5%), pero la brecha ya era considerable en ese momento y de una punta a otra, el Producto Bruto Geográfico local se achicó más que el Producto Bruto Interno.
El economista Sebastián Laza asoció esta diferencia con el comportamiento del tipo de cambio. “En la mayor parte del tiempo, dentro de los cinco años analizados, el dólar estuvo atrasado. Como Mendoza depende mucho de este factor, su economía sufrió más que la del promedio nacional”, comentó el asesor del Ministerio de Economía de la Provincia.
Coincidió con ese análisis el economista Pablo Salvador. “En 2018 se repitíó el escenario de 2016, de alta inflación y tasas de interés elevadas, pero el tipo de cambio mejoró. Por eso Mendoza creció en un año que el país cayó. Sin embargo, en el resto de los años el dólar estuvo en un nivel más bajo y eso condicionó al desarrollo económico de la provincia”, explicó.